El anuncio de Estados Unidos de dejar de considerar los asentamientos israelíes en terreno palestino como ilegales ha pillado a muchos aliados de los palestinos en una coyuntura interna difícil, reflejando prioridades cambiantes en todo Oriente Medio.
Sobre todo si comparamos con la oleada de protestas en las calles en todo el mundo árabe y en otras naciones mayoritariamente musulmanas que generó en mayo de 2018 la decisión del presidente de Estados Unidos Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
Hay que tener en cuenta también, que este tema de los asentamientos israelíes de Cisjordania y Jerusalén Oriental ha sido siempre una de las mayores disputas entre ambos bandos del conflicto en Medio Oriente.
Y que la nueva posición de Estados Unidos supone el mayor cambio en su política hacia la región en más de una década.
Los asentamientos son comunidades construidas por Israel en territorio que pertenece a la Autoridad Nacional Palestina según los límites establecidos tras la guerra de 1967, conocida como "de los seis días" y que definió internacionalmente las fronteras.
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