La muerte de la cantante y actriz surcoreana Goo Hara, cuyo cuerpo fue encontrado en su casa en Seúl esta semana, vuelve a arrojar luz sobre la presión que las estrellas, en especial las femeninas, enfrentan en la despiadada industria del K-pop y en la sociedad profundamente conservadora de Corea del Sur.
El deceso de Goo a los 28 años se produjo menos de dos meses después del de Choi Jin-ri, o Sulli, otra estrella de K-pop y amiga cercana de Goo. Expertos dicen que ambas enfrentaron acoso sexual del público y la prensa a lo largo de sus carreras, y que eso fue afectando su salud mental.
La policía dice que todavía investiga el deceso de Goo y que encontró una “nota pesimista” en su casa.
Goo debutó en el 2008 como parte del quinteto de chicas Kara, que saltó a la fama casi instantáneamente y ayudó a liderar el fenómeno global del K-pop. Más tarde se lanzó con éxito como solista en Corea del Sur y Japón.
La industria es conocida por tener reglas estrictas para sus artistas que incluyen prohibiciones de citas, rigurosas dietas, entrenamientos y, a veces, contratos esclavizadores e injustos.
Las expectativas de pureza y castidad gobiernan a las mujeres en Corea del Sur. Goo enfrentó un aluvión de mensajes de odio tras reportarse la existencia de un video sexual pese a ser ella la víctima de una venganza pornográfica.
"El tema del sexo es tabú en Corea del Sur en comparación con los países occidentales. Existen altos estándares morales, en especial para las celebridades femeninas, porque Corea del Sur es una sociedad patriarcal”, dijo el psiquiatra Tae-Sung Yeum, de la Clínica Psiquiátrica Gwanghwamun Forest.
Dos días antes de su muerte, Goo subió una última selfie a su cuenta de Instagram con la leyenda “Buenas noches”.
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